jueves, 19 de enero de 2012

So far gone


Tengo un malestar desde que no te veo la sonrisa, es malestar nomás porque aquella vez
que me fui tan lejos se sumaba una dolencia intermitente, éste es malestar nomás porque
tal vez así quiero que sea, éste es malestar nomás pero algo esconde en su profundidad.

Ahora que estamos saludando al final, todo me parece una fotografía, un simple video viejo
que no puedo aclarar, sólo veo los colores cándidos y si me pongo de lado izquierdo percibo
las sombras, paisajes, tambores, luces y lentejuelas. Hace unos minutos empezó a estorbarme
el silencio que llega a gran velocidad, es extraño porque haceescasas horas estaba cómoda
con el temporal afónico que se avecina, empezaba a especular que así no me embarcaba
en ningún vuelo transoceánico contigo ni tú te quedábamos en silencio conmigo, es
extraño porque en estos segundos es lo que más deseo y gozo con la idea de tu aroma y
estadía omnipresente
envolviéndome como una ola eterna.

Comienza a recorrerme un viento frío y definitivamente mi paz precaria calla algo muy
fuerte; así como el mar. La imaginación, el goce, el deseo impermeable, los sueños inoportunos,
el aparente control de la energía yacente que interviene del pensamiento al alma … nada existe
y todo lo empeora, de a poco contribuyen al desastre, al temblor.

Sé que se aproxima un tsunami, admiré un mar lejano y escuché tu melodía, cada vez más … de repente me encuentro en la orilla, la marea sube, silencio-recuerdo-temblor. Los minutos retroceden alcanzan su punto más alto y caen. Las olas sepias no tardarán en chocar. Y yo sólo me siento, prendo un cigarrillo, tarareo y contemplo.

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